Cómo una experiencia en el desierto me enseñó a calmar la ansiedad… igual que en un vuelo
Si alguna vez te ha pasado por la cabeza ese pensamiento absurdo pero insistente de:
“¿Y si justo hoy…?”
Y lo que viene después es una retahíla de tragedias mentales escritas por el guionista más dramático de Hollywood…
Este post es para ti.
Hoy quiero contarte una historia muy personal.
Un momento en el que, sin estar en un avión, sentí exactamente la misma ansiedad que muchas personas sienten al volar.
Nuestro vuelo familiar a Egipto
El año pasado viajamos a Egipto con mi familia.
Mi esposa llevaba años soñando con ese destino, y mi hija, justo ese mes, había estudiado Egiptología en el colegio. Yo también tenía curiosidad, claro, pero te aseguro que desde ese viaje me enamoré por completo de esa civilización milenaria.
La Pirámide Acodada de Dahshur: belleza imperfecta
Estando en El Cairo, después de visitar la famosa pirámide escalonada de Soser —la primera de todas las pirámides egipcias—, el guía nos ofreció visitar otra: la Pirámide Acodada de Dahshur.
No estaba en nuestro plan.
Pero menos mal que fuimos.
Esa pirámide es especial.
Tiene un ángulo torcido, porque a mitad de obra tuvieron que corregir la inclinación original para que no se viniera abajo.
No es perfecta.
Y quizás por eso… es impresionante.
El túnel, el silencio… y el miedo
Lo interesante llegó cuando nos ofrecieron bajar al interior.
Un túnel estrecho. Inclinado. Oscuro. Se baja de espaldas.
Poca luz. Silencio absoluto. Y ningún guía.
Solo tú… y tu mente.
Y claro, dijimos que sí. La emoción nos pudo.
Pero al poco de empezar a bajar, ocurrió lo de siempre:
- “¿Y si hay un terremoto?”
- “¿Y si esto se cae ahora?”
- “¿Y si somos los últimos que bajan aquí?”
Ahí estaba de nuevo…
Ese guionista de Hollywood que todos llevamos dentro, activado en modo pánico, escribiendo su mejor (o peor) película mental.
¿Te suena? Así se siente el miedo a volar
Si tienes miedo a volar, sabes de lo que hablo.
No importa que estés en un avión moderno, en buenas manos, con estadísticas que te respaldan.
Tu mente va por libre.
Te lanza escenas, posibilidades remotas, pensamientos catastróficos…
Como si fuera su trabajo mantenerte en alerta.
Ese día, en ese túnel bajo una pirámide de 4.300 años, sentí lo mismo que muchas personas sienten al despegar.
El momento de parar el guion
Y ahí fue cuando hice lo único que había que hacer: pararme.
Y hablarle al guionista:
“Esta pirámide lleva aquí 4.300 años. No se ha movido. No se ha caído.
¿Por qué demonios iba a caerse hoy, precisamente hoy, el día que entré con mi esposa y mi hija?”
Silencio.
Eso es lo que hago con mis alumnos.
Les enseño a hacer exactamente eso con sus pensamientos cuando vuelan.
Lo que aprendí ese día me sirve para volar tranquilo
Racionalizar el miedo
En ese túnel, lo más lógico era esto:
- La pirámide no se ha caído en más de 4.000 años.
- No hay motivos para pensar que justo hoy lo hará.
- El miedo no es realidad, es solo una película mental.
Encontrar un “gran porqué”
Estaba allí con las dos personas que más amo.
Viviendo un momento único.
Y no iba a dejar que una voz absurda me lo robara.
Dato curioso
Lo más peligroso de ese día no fue el túnel.
Fue cruzar El Cairo en una furgoneta con el guía.
El tráfico egipcio… eso sí que es adrenalina.
¿Y qué tiene que ver esto con volar?
Todo.
Porque esa voz que te dice “¿Y si se cae el avión?” es la misma.
Es un mecanismo de protección mal calibrado.
La solución no es evitar volar.
La solución es entrenar tu mente para reconocer el guion… y escribir uno nuevo.
Si tú también quieres aprender a calmar esa voz
He creado el libro “Vuela Sin Miedo” para ayudarte justo con eso.
No es solo teoría. Es práctico. Humano. Real.
Es la guía que me habría gustado tener cuando empecé a volar y escuchaba a mi propio guionista.
Conclusión: el miedo no se elimina… se entrena
“No puedes controlar lo que piensas.
Pero sí puedes decidir a qué pensamientos prestas atención.”
Y eso, aplicado al miedo a volar, puede cambiarlo todo.