¿Alguna vez has pensado que, si algo sale mal durante un vuelo, ya está todo perdido?
Ese pensamiento es más común de lo que imaginas, y en realidad no solo se aplica al avión… también lo vivimos a diario cuando algo “falla” en nuestra vida: una ruptura, una mala noticia, una inseguridad que nos paraliza.
En este artículo quiero contarte qué hacemos los pilotos cuando un motor falla justo antes de despegar… y cómo esa misma lógica puede ayudarte a recuperar el control cuando algo se tuerce.
El momento más crítico: cuando un motor se apaga en pleno despegue
Durante nuestros entrenamientos obligatorios en simulador, hay una maniobra que repetimos una y otra vez: simular la falla de un motor justo antes del despegue.
Y no, no lo hacemos por gusto. Lo hacemos por seguridad. Porque aunque es rarísimo que ocurra, si existe la posibilidad, debemos estar listos.
Imagina el escenario: el avión va lanzado por la pista, con las ruedas aún tocando el suelo, y de pronto… uno de los dos motores se apaga.
¿Pánico? No. Procedimiento.
En cabina sabemos qué hacer. Lo entrenamos hasta el cansancio. El avión está diseñado para volar incluso con un solo motor. No con la misma potencia, claro. Pero sigue volando. Y llega a destino.
¿Y si el motor que falla es interno?
Ahora piensa en ti. ¿Qué pasa cuando en la vida “falla un motor”?
Puede ser la confianza en ti mismo. O una relación. O un proyecto que no salió. Y ahí el miedo se dispara. Todo parece derrumbarse.
Pero déjame decirte algo:
No necesitas tenerlo todo perfecto para seguir adelante.
Tal como el avión, puedes compensar el fallo, estabilizar tu ruta, subir con calma y retomar el rumbo cuando estés listo.
Lo que hacemos los pilotos (y lo que puedes hacer tú)
Cuando un motor falla en el despegue, esto es lo que hacemos los pilotos:
- Lo compensamos.
- Volamos con el otro.
- Subimos con calma.
- Seguimos el procedimiento.
- Aterrizamos cuando estamos listos.
Ahora piensa cómo aplicar eso en tu día a día:
- Racionaliza lo que sientes.
- Avanza con lo que tienes, aunque no sea ideal.
- Recobra la calma y el control.
- Ten un plan. Uno simple. Uno que puedas seguir.
- Decide tú cuándo aterrizar. Con seguridad. Sin prisa.
¿Qué tan probable es que falle un motor?
Esta es la parte racional. ¿Sabías que la probabilidad de que falle un motor en un avión moderno es de una entre varios millones de horas de vuelo?
Y aún así, los entrenamientos lo contemplan.
Eso, para mí, es una gran enseñanza de vida: aunque sea improbable, estamos preparados.
Y tú también puedes estarlo. No se trata de que no haya miedo. Se trata de saber qué hacer cuando aparece.
Acción práctica para hoy
Piensa en un “fallo de motor” reciente en tu vida.
¿Estás dejando que te detenga?
¿O puedes avanzar con lo que tienes ahora mismo?
Hazte estas preguntas:
- ¿Qué puedo hacer con lo que me queda?
- ¿Tengo un plan?
- ¿Qué decisiones estoy postergando por miedo?
Escríbelo en una libreta. Da ese paso. Pequeño. Pero firme.
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¿Y tú?
¿Recuerdas alguna vez en que “te falló un motor” y aun así lograste llegar?
Te leo en los comentarios.