Imagina que alguien se te acerca y te dice, con total seguridad, que la Tierra es plana.
No en broma.
Con argumentos elaborados, datos “verificados” y una convicción inquebrantable.
Eso fue exactamente lo que me pasó en la cabina de vuelo hace unos días.
Un tripulante de cabina vino a charlar durante un vuelo. Y, sin esperarlo, sacó el tema.
Estaba absolutamente convencido de que la Tierra era plana… y además tenía razones para defenderlo.
Me habló de la NASA, de imágenes manipuladas, de teorías de conspiración. Estaba convencido de que todos habíamos sido engañados.
Yo también tenía mis argumentos, por supuesto. Pero lo más interesante no fue la conversación… sino lo que comprendí al escucharle.
La realidad que vemos no es la única realidad
Lo que cada uno de nosotros considera “real” está filtrado por nuestras propias creencias.
Para él, la Tierra plana tenía sentido porque su mente había recopilado información que reforzaba esa idea.
Para mí, la idea era absurda, pero solo porque yo tengo otros datos y una forma distinta de procesarlos.
Y ahí está el punto.
Con el miedo a volar ocurre exactamente lo mismo
Si alguien disfruta de volar, su mente ha recopilado imágenes de tranquilidad, viajes placenteros y hechos que refuerzan la seguridad del avión.
Si alguien tiene miedo a volar, su mente ha hecho lo contrario: ha almacenado imágenes de accidentes, titulares catastróficos, escenas de películas que refuerzan la sensación de peligro.
Ambos perciben lo mismo: un vuelo.
Pero lo interpretan de forma completamente distinta.
Tú estás aquí porque quieres cambiar esa percepción
Y esa es la gran diferencia.
Las personas que creen que la Tierra es plana no quieren cambiar de idea.
Tú, en cambio, sí quieres ver volar de otra forma.
No quieres que el miedo siga al mando de tu experiencia.
Has decidido cuestionar lo que creías. Y eso lo cambia todo.
Ejercicio práctico: identifica una creencia que quieras revisar
Te propongo hacer este ejercicio sencillo:
- Piensa en una creencia que tengas sobre volar:
“Es peligroso”, “me da ansiedad”, “no puedo soportar las turbulencias”. - Pregúntate:
¿Esta creencia se basa en hechos reales… o en historias que he escuchado o imaginado? - Busca un dato que contradiga esa creencia y empieza a construir una visión nueva.
Cada vez que haces esto, tu mente empieza a reprogramarse.
Y volar se convierte, poco a poco, en una experiencia más libre.
¿Quieres más herramientas para cambiar tu forma de ver el vuelo?
Cada día envío un email con ideas, ejercicios y datos para ayudarte a transformar tu relación con volar.
Puedes recibirlos gratis aquí: Vuela sin Miedo
Y si aún no tienes mi libro, es una guía completa para aprender a volar con calma, claridad y confianza:
AMAZON
¿Alguna vez te diste cuenta de que una creencia que tenías no era tan cierta como pensabas?
Te leo en los comentarios.