¿Realidad o percepción? Descubre por qué tu miedo a volar no es lo que parece
Cuando alquilé un coche en Costa Rica, me encontré con un dilema curioso que me llevó a reflexionar sobre la forma en que percibimos la realidad.
Los neumáticos del coche estaban gastados. Para mi «guionista de Hollywood», muy gastados. Mi mente comenzó a proyectar imágenes de carreteras mojadas, derrapes y accidentes. Preocupado, se lo mencioné al empleado del rental car y su respuesta fue clara:
«No se preocupe, ¡aún les quedan muchos kilómetros!»
¿Quién tenía razón? Tal vez él. Tal vez yo. Pero lo curioso es que ninguno de los dos estaba viendo los neumáticos tal como eran.
No vemos la realidad, vemos nuestra versión de ella
La razón de esto está en nuestro sistema reticular de activación (SRA), la parte del cerebro que filtra lo que consideramos importante. Nuestra selección de la realidad no es objetiva; se basa en nuestras experiencias, creencias y valores.
Para el empleado del rental, un coche con neumáticos gastados seguía siendo funcional. Probablemente había visto cientos así y su experiencia le decía que aún había margen. Para mí, que iba a conducir con mi familia por carreteras desconocidas, los mismos neumáticos eran una alerta roja.
¡Y esto no solo pasa con los coches!
Lo mismo ocurre con el miedo a volar
Si tienes miedo a volar, el avión que ves no es el mismo avión que ve alguien que disfruta del vuelo.
- Tú ves un riesgo.
- El otro ve una experiencia.
No porque el avión sea distinto, sino porque tu sistema reticular te filtra la realidad de acuerdo a tus miedos y experiencias pasadas. Por eso, intentar convencerte con pura lógica de que volar es seguro no suele funcionar. Aunque lo es, la clave está en entender que tu percepción no es la realidad, sino tu versión de la realidad.
Cómo cambiar la forma en que ves volar
La buena noticia es que, al igual que en el rental car, podemos ajustar nuestra percepción cuando cuestionamos nuestros propios filtros.
Ejercicio práctico: En tu próximo vuelo, cuando sientas ansiedad, hazte estas preguntas:
- ¿Qué evidencia real tengo de que esto es peligroso?
- ¿Mi miedo viene de una situación real o de historias que he escuchado?
- ¿Cómo vería esta situación alguien que ama volar?
Cuanto más desafíes tus filtros, más podrás cambiar la forma en que experimentas volar.
Conclusión
El miedo a volar es como si te dieran un coche con neumáticos completamente nuevos y aun así no quisieras conducir porque «quizás» no sean lo suficientemente buenos. Ahí ya no es un problema real, es una excusa para justificar un miedo que no tiene fundamento.
¿Te ha pasado en otra situación que luego te diste cuenta de que estabas viendo las cosas de forma distorsionada? Cuéntamelo en los comentarios.